RESEÑA: Érase una vez una princesa que se salvó sola

- Título: Érase una vez una princesa que se salvó sola
- Autora: Sara Cano
- Páginas: 64
- Editorial: Nube de tintas

Estos son los relatos que tenemos que contarnos las unas a las otras, y también a los otros, para cambiar el final del cuento para siempre.

Para poder empezar a escribir, tod@s junt@s, una historia distinta.

Cuentos únicos y actuales para dar paso a un futuro en el que las chicas se salven solas, y los chicos puedan pedir ayuda de vez en cuando.

Un precioso álbum por las mejores ilustradoras del momento, con cuentos inspiradores sobre situaciones injustas a las que nos enfrentamos niñas y mujeres, y también niños y hombres, y cómo sus protagonistas se empoderan para transformarlas.

Se trata de un libro de cuentos, de relatos, en los que la autora nos trata temas diferentes a los típicos cuentos de princesas, e incluso se sale de los tópicos. El libro cuenta con unas cuantas historias, muy diferentes entre ellos, en los que se tratan temas como la sexualidad, el racismo… Porque para mí, uno de los mensajes principales de este libro creo que es la tolerancia principalmente.

La primera historia que nos encontramos es justamente la que da título al libro, “La princesa que se salvó sola”. De esta historia, el mensaje principal que quiere transmitir la autora es que ninguna chica, mujer, necesita a un hombre para sentirse realizada. La protagonista descubre y reinventa las historia de princesas que conoce, haciendo ver qué ninguna de ellas necesitaba realmente a un príncipe para salvarse. Es un mensaje muy importante, y bonito, y los padres de nuestra protagonista se lo han intentado inculcar desde pequeña. Y es que es lo que se debería hacer en la realidad, porque es muy importante educar bien a los niños, sobre todo cuando son pequeños, y sin duda en esta historia me ha encantado la manera de actuar de los padres, y de nuestra protagonista.

En la siguiente historia “Helado agridulce” nuestra protagonista está regordita, y cuando toda su clase decide ir a la piscina, como cada año a final de curso, ella nunca se ha quitado la camiseta, puesto que si lo hace se le verían los michelines y se reirían de ella. Pero este año está dispuesta a dejar ese miedo atrás, y decide quitársela. 

Todo lo que ocurre a continuación ya no solo es una sorpresa para ella, puesto que los demás no se ríen de ella, sino que se va a dar cuenta de que da igual el cuerpo que tengas, la gente es cruel, y si quieren se van a reír de ello. Porque lo importante en esta historia ya no solo es darte cuenta de que cada cuerpo es diferente,  y no por ello hay que discriminar por ello, sino que hay que quererse a uno mismo también. Cada uno tenemos un cuerpo, distinto sí, pero eso no nos impide ser guapos. Porque la belleza empieza queriéndote a ti mismo.

Otro de los relatos que me ha gustado mucho ha sido el protagonizado por dos gemelos, “Dos gotas de agua”. En esta historia vemos lo difícil que le resulta a Diana ser chica, puesto que cada día tiene que ponerse una ropa con la que no se siente del todo a gusto, o tiene que depilarse, porque ¿cómo va a ir enseñando esos pelos?, o los diferentes comentarios que tiene que soportar a lo largo del día. Y es que Diana le hace ver a su hermano Darío lo difícil que es, mientras que ser chico es mucho más sencillo. 

Este relato sin duda es uno con el que muchas chicas creo que se pueden sentir identificadas, porque se nos juzga mucho a las mujeres, incluso entre nosotras lo hacemos. Y a través de estas palabras nos damos cuenta, de la gran diferencia que existe entre los chicos y las chicas, y que no debería ser tan complicado el hecho de ser una chica. Debería ser tan sencillo como ser chico.

No voy a comentar cada uno de los relatos porque me gustaría que descubrierais estas historias por vosotros mismos. Porque estoy segura de que vais a sentir cada una de las palabras, que estas historias os van a conmover, y sobre todo os podéis sentir identificados y os van a hacer reflexionar.

En los otros relatos se trata temas como el racismo, la sexualidad, el hecho de si te dicen “no” es “no” (o si te dicen que pares, es que pares), el miedo de ir sola por la calle… 

Son temas tan actuales, y que están a la orden del día, que es que yo me he sentido identificada en muchos de ellos, o he conocido algún caso de primera mano. Y es que lo que para una persona puede resultar tan sencillo como ir a clase, para otros puede ser todo un reto enfrentar a los compañeros, a las críticas, y en definitiva no querer ir al instituto.

Muchas de estas cosas ocurren, y no nos damos cuenta de ello. Es por eso que creo que este libro es muy importante e incluso creo que todo el mundo debería leerlo independientemente de la edad que tenga. Porque es importante tener una buena educación, y en estos relatos nos hace ver cómo son las cosas realmente. El libro está lleno de mensajes y nos enseña a darnos cuenta del tipo de personas que tenemos que ser: tolerante, empáticos… Porque quizás una de las cosas que no hacemos, yo me incluso, es ponernos en el lugar del otro. Y es que aunque al leer estas historia puedas llegar a pensar que eso no ocurre, o que a ti no te ha ocurrido, a otras personas sí. Y por eso este libro es necesario, para ver el punto de vista de la persona que es tan víctima de la sociedad, como de uno mismo por culpa de los estereotipos que nos ha inculcado la sociedad.

Además, a cada relato le acompaña una ilustración increíble relacionada con la historia. A todas las ilustradoras las conozco, y sigo su trabajo, porque me parece maravilloso todo lo que hacen. Y es que sin duda estas ilustraciones hacen que el libro sea perfecto, una combinación perfecta que te hace sentir un poco más las palabras.

Así que de verdad, si tenéis hijos, primos, o conocéis a algún niño pequeño, no digo que sufra acoso o no, porque en muchos casos pueden estar sufriéndolo y no nos damos cuenta, o puede ser que sea la otra cara de la moneda, y que este niño forme parte de los que discriminan a los demás. Es por eso que es libro tenéis que hacérselo llegar, contarles estas historias, porque la educación empieza en casa, pero de las experiencias, y de la vida, y de lo que nos rodea también se aprende. Y poniéndonos en la piel de otra persona, no solo estamos ayudando a esa persona, sino que nosotros nos convertimos en mejores personas.

4,5/5