VIAJE A ROMA: Mi experiencia y consejos

Hola a todos! Espero que estéis pasando un buen verano, y espero que sigáis de vacaciones, no como yo jaja. Que a mí ya hace unos días que se me ha acabado lo bueno. Pero como ahora tengo morriña de vacaciones y ya las echo de menos, pues he decidido traeros una entrada especial y diferentes contándoos cómo ha sido ¡mi viaje a Roma!

Nada más aterrizar, yo que facturé maleta, pues tuve que recorrer casi todo el aeropuerto para llegar a la zona donde salían las maletas, prácticamente de una terminal a otra. Además, mi chico compró billetes de autobús para poder trasladarnos al centro.

Y sin duda una de las mejores decisiones que tomamos. Cogimos el autobús TERRAVISIÓN, y aunque compramos el billete por internet, también había taquillas para comprar el billete aunque algo más caro. Ya que por 18€, los dos, nos entraba la ida y luego la vuelta al aeropuerto. Sin duda es la manera de llegar más rápida, porque aunque también hay tren para llegar al centro, al final la comodidad el autobús es lo mejor sobre todo porque te aseguras ir sentado, y con la maleta en el maletero, sin preocupaciones.

Eso sí, hay que estar un poco antes de la hora a la que has cogido el billete porque suele haber bastante gente, y si el autobús se llena (suelen entrar unas 40 personas) pues te toca esperar al siguiente bus, que también te vale con el billete que compraste porque se puede coger el anterior o el siguiente al que tienes. Y eso es una gran ventaja, y que da mucha flexibilidad.

Para moverse por el centro de Roma yo recomiendo usar el autobús. El metro no está tan bien comunicado, unas líneas con otras, como en Madrid. Aunque es verdad, que si quieres ir al Coliseo o al Vaticano, hay parada cerca (sobre todo al Coliseo que nada más salir del metro te encuentras el monumento). Otro inconveniente del metro es que huele bastante mal (a orina), y hace mucho calor. Y sobre todo, si queréis ir a estaciones como Termini, Vaticano (no se llama así realmente) o Coliseo, el metro se suele llenar de gente, e incluso hay horas puntuales en las que es peor que en plena hora punta en Madrid. Así que con eso os lo digo todo, sin duda, yo cogí el metro lo menos posible. Utilicé el autobús, y el metro ligero.

Hay un montón de autobuses que llegan a todos los puntos turísticos y monumentos. Lo único que también suelen ir bastante llenos de gente, pero lo bueno es que pasan cada poco tiempo.

Los billetes tanto de metro como de autobús se pueden comprar en la estación de Termini, en el kiosco que hay, o en cualquier kiosco que os encontréis por la calle. Además, me di cuenta de que la gente no suele pagar billete por subir al autobús. En el autobús no se pueden comprar. Subes al autobús, y hay varias máquinas para validar el billete, pero como os digo, poca gente lo hacía.

El problema viene si os queréis ahorrar el dinero de los billetes, y “colaros en el autobús”, que se puede hacer, pero hay revisores, y si os pillan sin haber validado el billete son más de 50€ los que hay que pagar, así que andaros con ojo.

Los hoteles que se encuentran en el centro de Roma son bastante caros, y si tenéis pensado ir en verano os recomiendo que reservéis con mínimo 3 meses de antelación, porque ya no es que vuelen las habitaciones, es que además suben los precios un montón (os hablo de entre 100 – 150€). Mi recomendación es coger un hotel, o un hostal, un poco más retirado del centro, porque como hay autobuses que te llevan a todos sitios, pues os ahorráis bastante dinero. Que cuando viajamos lo que queremos es no gastar más de la cuenta.

Respecto a las tiendas de souvenirs, que todos visitamos cuando nos convertimos en turistas, hay un montón. Pero antes de comprar, recomiendo, comparar. Porque distan muchos unos precios de otros. Por ejemplo, yo me compré la típica vespa (la que veis en la foto de instagram), y en una tienda costaba 12€, y al final la conseguí por 8.5€. El precio de las postales es de 0.30 – 0.40€, ojo que en otros lados incluso costaban 1€.

También, las figuritas de los monumentos que os enseño, en algunas tiendas se les suben a la cabeza  los precios. Yo que soy de comprar muchos souvenirs, tuve la suerte de encontrar una tienda, callejeando (no recuerdo la calle), en la que muchas cosas estaban a 1€, como por ejemplo tazas, mientras que en otras tiendas cuestan mínimo 6€. Así que por eso os digo, que no vayáis a lo loco a comprar lo primero que veáis, porque puede que lo encontréis más barato más adelante, porque suelen tener más o menos las mismas cosas.

Una cosa que me pareció curiosa fue que por ejemplo en España, los “chinos” están regentados por chinos, mientras que en Roma están regentados por Indios bajo las órdenes de chinos. Y es que sin duda la mayoría de turistas que te encuentras por las calles de allí son Chinos, sobre todo porque todos van con guías, Indios y Españoles. La verdad es que en las zonas turísticas, a pocos italianos os podréis encontrar.

Sin embargo, aunque el Italiano parezca fácil, yo no entendí ni papa cuando me hablaban, así que no me quedó más remedio que hablar en inglés para poder comunicarnos, porque tampoco saben Español.

Una cosa que me sacó de quicio es la gran cantidad de vendedores ambulantes que hay, porque vas andando por la calle y te abordan para que les compres. De hecho, si lo que venden es agua, incluso llegan a pegarte la botella al brazo para que veas que está fría y la compres. Cosa que a mí me molestó mucho. También os encontraréis un montón de gente vendiendo sombreros, y pulseras. Éstos últimos no suelen ser indios, pero intentan acercarse más a la gente, en el sentido de que te intentan hablar en tu idioma, te tienden la mano para que se la des, y así intentar mantener una conversación para luego intentar que les compres. Cosa que también me molestó, porque cuando ya son más de 5 personas las que no para de abordarte por la calle, pues llega a ser un poco molesto.

En cuanto a los monumentos y puntos turísticos os vais a encontrar un montón de gente (más de la cuenta si vais en verano). Todas las calles y zonas que no son turísticas están bastante descuidadas, el empedrado es bastante irregular, y huelen mal. La verdad es que con la cantidad de turistas que van al año, me sorprendió ver la ciudad así.

Uno de los monumentos fundamentales para visitar es el Vaticano. Yo fui un día lluvioso, y la verdad es que fue una gran idea porque no tuve nada más que hace cola durante 1 hora (no compré entrada por internet, porque no sabía si me valía la tarjeta “Carné Joven”, y no quise arriesgarme). En la taquilla tuve que enseñar mi carné de estudiante (el de la universidad), y la entrada me costó 8€ (por persona). Lo peor fue una vez dentro, porque al estar el día lluvioso, todos habíamos pensado lo mismo parece ser, porque madre mía la cantidad de gente que había. De hecho, era imposible dedicarle el momento necesario a casa cosa, porque la gran masa de gente de obligaba a avanzar.

Todo el mundo, dice que lo que hay que ver en el Vaticano es La Capilla Sixtina, pero yo os recomiendo que no os tengáis muchas expectativas. Y sobre todo que salgáis al patio interior (hay una gran bola del mundo increíble), y le dediquéis tiempo a cada sala y objeto del Museo del Vaticano.

Luego, también se puede visitar la Basílica de San Pedro, del Vaticano, por dentro. Y además se puede subir a la cúpula, eso sí, pagando. Si queréis subir andando todas las escaleras son 8€ y si queréis hacer un tramo en el ascensor, serían 10€. Y en este caso no hay descuentos ni ofertas por ser estudiantes. Yo elegí la opción del ascensor, pero me sorprendí al tener que subir tantos escalones. Llegó un tramo de escaleras en el que vi que ponía “165” y la verdad es que no sé si eran los que ya había subido o los que todavía me quedaban para llegar arriba, porque madre mía.

Recomendación: si eres claustrofóbico, ni se te ocurra subir. Yo lo pasé realmente mal, y acabé teniendo un ataque de ansiedad. Y es que el primer tramo que tuve que subir fue un tramo de escaleras de caracol interminable, sin ventanas y sin aire apenas, y luego otro tramo muy estrecho, en el que tenías que subir inclinado porque sino te dabas con las paredes. Eso sí, las vistas desde arriba son espectaculares. Pero si llego a saberlo no subo, porque lo pasé realmente mal.

Otro de los monumentos que hay que visitar es el Coliseo, obviamente, que a decir verdad a mí me impresionó más por fuera que por dentro. Mucha gente recomienda visitarlo comprando previamente la entrada por internet, pero como yo tenía la duda de si me serviría mi tarjeta de estudiante, pues hice la locura de ir sin entrada.

Estuve dos horas y media haciendo cola, bajo el sol que eso es lo peor, pero mereció la pena. Porque al ser menor de 25 años, la entrada me costó 2€. Yo aluciné, porque me pareció demasiado barata, pero no me iba a quejar. Los que ya llevaban la entrada comprada, o la compraban en las taquillas de los alrededores, también les tocaba hacer cola, de una hora o un poco más. Y luego te encontrabas a muchas personas que intentaban ofrecerte y vender una entrada para poder entrar sin tener que hacer fila, pero claro, eran de entre 25 – 35€. Por eso os digo, y os recomiendo, no dejaros llevar por la tentación.

Ya por último, quería hablaros de la comida. Recomiendo probar toda la comida de allí, la pasta, que a mí me recomendaron la lasaña, pero como no me gusta, pues no lo hice. Pero probé todo tipo de pizzas, y es que saben diferentes. Yo que estoy acostumbradas a las del Domino’s pues se nota una gran diferencia, en la masa y en el tomate sobre todo. Pero están riquísimas. Antes de entrar en un restaurante mirar el menú, o la carta porque si una Margarita (que es prácticamente masa y queso) cuesta 12€ es cara, porque suele rondar los 8€. Y la pasta allí la hacen al dente, así que tenerlo también en cuenta, porque por ejemplo yo al dente no la tomo, y noté mucho la diferencia. También tenéis que probar los helados, probar todos los que podáis porque están increíbles. Yo me comí uno de limón, otro de melón, de sandía, y de piña. Hay muchos sabores,  tanto de frutas como de nutella, oreo… 

Y respecto a la bebida, os recomiendo que no compréis cada dos por tres botellas de agua, porque en cada monumento o punto turístico os vais a encontrar fuentes, donde podréis rellenar las botellas, y el agua sale fresquita. Una última cosa que tenéis que tener en cuenta, es que en los restaurantes no se deja propina, porque directamente en la cuenta ya te cobran un importe por el servicio. Lo normal y más barato es que sea de 1 – 1,5€, pero a mí me han llegado a cobrar hasta 2.5€ por persona por el servicio. Así que ojo, porque eso os sube el precio de la comida, y no os queda más remedio que pagarlo.

Como recomendación, y para terminar con esta larga lista, os aconsejo no ir en verano, ya no solo por la gran cantidad de gente que hay, sino porque hace demasiado calor (aunque las fuentes vienen de maravilla). Llevad calzado cómodo, porque como os he dicho antes, el empedrado no es que sea lo mejor para andar por muchos sitios, y sobre todo porque tendréis que andar bastante.

Planead bien cada día que vayáis a ir, yo recomiendo ir varios días para no daros la paliza en dos días, porque es agotador, y hay mucho que ver, y como en varios sitios hay que hacer colas, pues se os puede ir el tiempo esperando. Yo cada día llevaba pensada una ruta, para intentar ver todo a lo largo de una semana, y aunque te das la paliza igual, pues tienes tiempo para pasear y disfrutar de la ciudad, e incluso te puede dar tiempo a visitar monumentos que ya  hayas visitado otros días anteriores, como me pasó a mí (vi la Fontana de Trevi como 5 veces)

No os he puesto todos los lugares que he visitado, pero muchos de ellos los podréis ver mañana en el video que subiré al canal. De todas maneras, si estáis interesados preguntadme, o cualquier pregunta o duda que tengáis sobre Roma, yo encantada de ayudaros.

Y aunque ya lo dije ayer en la foto de Instagram, lo repito por aquí. Este viaje ha sido posible gracias a la Editorial Planeta, a La Casa del Libro, y a Federico Moccia, porque gané el viaje en un sorteo que hicieron, y no sabéis lo agradecida que estoy, porque ha sido un viaje inolvidable.