22 de septiembre de 2019

RESEÑA: La danza de los tulipanes




- Título: La danza de los tulipanes
- Autor: Ibon Martín
- Páginas: 574
- Editorial: Plaza & Janés


La periodista más popular de Gernika es arrollada por el tren que cubre la línea de Urdaibai. La víctima ha sido fijada a la vía con un delicado tulipán entre sus manos. La flor, de un intenso y brillante rojo, es tan hermosa como difícil de encontrar en pleno otoño. La escena, cuidadosamente preparada, ha sido retransmitida en directo a través de Facebook.
La danza de los tulipanes nos sumerge en la ría de Urdaibai, un lugar mágico donde el mar y la tierra se abrazan al compás de las mareas que mecen las tranquilas vidas de sus habitantes, que se ven repentinamente sacudidas por la brutal irrupción de un asesino complejo e inteligente, capaz de rivalizar con los ritmos de la naturaleza que desde siempre han gobernado la comarca.


En el pueblo de Gernika una mujer acaba de morir, y miles de personas han sido testigo de ello. Pero no es la primera ni será la última. Y es que durante los próximos días, a esta muerte, varias mujeres también mueren. Todas ellas tienen algo en común: junto a su cadáver aparece un tulipán.
Así que lo que aparentemente parecían muertes aisladas, independiente y que nada tenían que ver unas cosas, acaba convirtiendo al culpable en un asesino en serie.
Una unidad especial de homicidios es la encargada de llevar estos casos, los agentes Ane, Julia, Aitor, Txema, y la psicóloga Silvia tienen una misión a contrarreloj, porque no pueden permitirse que más mujeres mueran.


A lo largo de la historia nos vamos a encontrar con muchos personajes. Pero principalmente se centra en el grupo de homicidios creado recientemente y en especial para llevar este caso. Cada miembro del equipo es muy diferente, y eso es lo que hace que sea un buen grupo, porque entre ellos se complementan. Sin embargo, no he llegado a empatizar con ninguno. En el caso de Ane o Julia, son los dos personajes de los que más conocemos, puesto que el pasado de ambas, y la situación que están viviendo actualmente, les afecta e influye de alguna manera en sus decisiones.

Ane todas las mañanas necesita  despejarse, y por eso acude al agua, coge algunas olas y luego comienza su trabajo. Esa es su rutina, lo tiene como costumbre, pero habrá momentos en los que ni el agua la ayuden a calmarse o despejarse. Por otra parte, Julia tiene un grupo de música con sus amigas, y aunque el trabajo no le permite practicar mucho, necesita ponerse a los tambores, y tocar la batería, para desahogarse y olvidarse de todo. Cada una es muy diferente, pero cada una va a pasar por momentos muy difíciles a lo largo del libro. Son dos subtramas que ayudan a comprender el comportamiento de ambas, pero por ejemplo, en el caso de Julia me ha parecido un poco forzada.

En los demás miembros del equipo no se profundiza, más allá de contar que uno tiene unos niños pequeños, que es un gran padre. Y las relaciones que habría o puede haber entre los miembros del equipo, y en el pueblo. Aparecen muchos personajes, y cada uno es importante en un momento dado de la historia. Pero es cierto que el hecho de que haya tantos, hace que una vez que aparecen ya no vuelvan a tener protagonismo. Y eso ha influido a la hora de saber quién es el culpable. Porque por una parte yo pensé que podría ser alguien que solo ha aparecido en una ocasión, o  que por el contrario era alguien al que llevábamos todo el tiempo viendo, y que le teníamos en las narices. Por eso el final no me ha gustado tanto como esperaba, pero a la vez sí, puesto que cualquiera puede ser, y te acaba sorprendiendo. Y aunque el final es completamente cerrado, el autor deja ver que puede que haya más casos que tengan que resolver este grupo de homicidios. 


Un punto fuerte de esta historia es el principio. Comienza bastante fuerte, con un suceso que ya no solo nos deja los pelos de punta sino que es de infarto. Eso ha hecho que la novela empiece con muy buen ritmo y que enganche desde las primeras páginas. Luego hay momentos de declive, pero en general es un libro que te mantiene enganchado por los distintos giros que nos encontramos.

Es un libro en el que encontramos muchos temas de actualidad puesto que se habla de la ludopatía, la violencia de género, los malos tratos, la corrupción, los abusos… Y de algún que otro tema importante ya no solo en la sociedad sino también en el libro, y que por eso no os puedo mencionar porque os estaría destripando mucho la historia. Hay muchas historias duras a lo largo del libro, con las que se nos va a encoger el corazón al ponernos en la piel de los personajes, pero en ningún caso el autor hace que las escenas sean morbosas y tan explicativas, sobre todo cuando habla de los cadáveres de las mujeres.


Otro aspecto que me ha gustado mucho de esta novela ha sido el hecho de que aunque es un libro policíaco, tiene toques de thriller y novela negra que me han gustado. A lo largo del libro vemos cómo va avanzando la investigación poco a poco, pero no se centra en las pruebas, en ir a laboratorios y esperar pruebas. Se centra en el asesino, en los agentes que están llevando el caso, y en todo lo que va sucediendo y en las pruebas que van encontrando, no en las que están esperando que lleguen de terceros. Y eso me ha gustado, porque es verdad que en una investigación hay que esperar a que lleguen resultados de huellas y demás, pero eso el autor lo entiende como algo obvio y no se centra en ello, ni en su espera, y eso lo he agradecido, porque ha hecho que el libro no pierda el ritmo.

Además, los propios agentes en varias ocasiones plantean posibles hipótesis e intentan descubrir quién es el asesino creando sus propias teorías gracias a las pistas e información que van recopilando. En algunos momentos están cerca de descubrir al asesino, se acercan con la teoría, y en otras no tanto pero que también podría ser posible. Y es que hay en algunos momentos que gracias a ese pequeño diario del asesino, acabamos sabiendo nosotros más que los agentes.
También es cierto, que una vez que he acabado el libro he analizado algunos aspectos y sucesos, y me he dado cuenta de que algunas de las cosas que suceden están para despistar no solo a los agentes sino también al lector, para hacernos dudar de quién es realmente el asesino.


La historia está narrada en tercera persona, y aunque la mayoría de los capítulos ocurren de manera lineal en el tiempo, también nos encontramos algunos capítulos, en los que es el asesino/a el/la que nos habla en primera persona, como una especie de diario, desde que era pequeño/a. Al principio estos capítulos pueden despistar bastante, sobre todo porque como empieza hablando de cuando era pequeño/a pues podría ser cualquiera, pero según va a avanzando con su diario nos vamos dando cuenta del tipo de persona que es: muy paciente, meticulosa, con un objetivo claro…

La pluma del autor me ha gustado, ha sido una historia que he leído muy rápido, es muy sencilla y atrapa. Y es por eso que la he disfrutado mucho, y que por tanto os recomiendo. Ambientada en el País Vasco, como prácticamente todas las novelas policíacas que estoy leyendo últimamente, las de autores españoles. Sobre todo porque la ambientación allí es perfecta, porque el clima no es muy bueno, muchos días llueve y eso dificulta la labor de la policía. Y porque encontrar un cadáver en una pradera, un bosque o una zona verde es más vistoso y llama más la atención a la hora de cometer un crimen y aterrorizar a la gente. Por eso también el hecho de que suceda en un pueblo, porque los habitantes del pueblo sienten miedo y sospechan de cualquier vecino.



Ha sido un libro que me ha enganchado, me ha gustado y que he disfrutado. Se me ha hecho una historia muy ligera, en la que no he tenido que pensar mucho, y que destaca por su sencillez, pero también complejidad al tener que hilar todo: el pasado del asesino con los asesinatos.

4/5


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